En el transcurso de la historia las enfermedades fueron las causas de la modernización de la arquitectura a nivel funcional, constructivo y tecnológico.
Cuando pensamos qué tipo de ciudad tendremos después de la pandemia, podemos considerar que la ciudad con mayor densidad es la forma más sostenible de habitar, puesto que la concentración de los servicios permite su acceso a una mayor población. “Es muy difícil pensar en un mundo en el que la población es cada vez más numerosa que pase por un mundo disperso”. (Lahoz)
En el corto plazo, elementos de segregación y distanciamiento social se instalarán en lugares públicos, comerciales y laborales, y formarán parte del diseño arquitectónico de todas nuestras edificaciones públicas y privadas.
Su efecto en la construcción estará dirigida a la utilización de materiales que no permitan la propagación de patógenos, priorizando las superficies que tendrán contacto directo con los usuarios de las infraestructuras.
Las ciudades de carácter turístico se verán afectadas por el impacto de la pandemia. Existirá una reinvención de tipologías turísticas de manera inmediata, los hoteles buscarán soluciones a la falta de demanda y todas las otras unidades turísticas de forma general.
A nivel laboral, el cambio a la modalidad de teletrabajo impulsará el redescubrimiento del entorno más cercano a su vivienda potenciando muchos servicios de barrio, generando de forma natural nuevas centralidades. Muchas oficinas y edificios corporativos repensarán su funcionalidad, como así también toda la red de servicios de cafeterías, restaurantes que se sostenían de los trabajadores que no volverán a los centros de servicios administrativos urbanos.
La vivienda va requerir algunas adecuaciones en sus espacios pensando fundamentalmente en el teletrabajo y la implementación de espacios de ingreso más seguros y adaptables a un control y desinfección de los ocupantes. Esto seguro conllevará la modificación de ciertas normativas de edificaciones a nivel urbano.
Las ciudades pospandemia serán de alguna forma más densas, pero al mismo tiempo compensadas con áreas verdes destinadas a parques y plazas para la actividad deportiva, distribuida en las nuevas centralidades.
Sin duda alguna las ciudades, como consecuencia de esta crisis, adoptarán nuevas cualidades que permitirán mejorar la calidad de vida de las personas «La ciudad es un sueño hecho realidad, la mayor obra del ser humano».
Ciudad de Cobija pospandemia
Al igual que el resto de las ciudades del país y del mundo, la ciudad de Cobija, capital del Departamento de Pando, no está exenta de los cambios como consecuencia de la pandemia del coronavirus, y las adopciones de nuevas cualidades serán evidentes fundamentalmente en lo que se refiere a la construcción de una ciudad con mayor tendencia a la densificación y ocupación del suelo de forma más equitativa y racionalmente distribuida.
La importancia de contar con servicios básicos de calidad, con accesibilidad universal y equitativa será una de las prioridades, que marcarán la agenda de las próximas administraciones municipales.
Es también importante pensar en la generación de nuevas centralidades que permitan a las unidades barriales contar con fuentes de trabajo, comercio y servicios de carácter administrativo y financiero, permitiendo de esta forma reducir los desplazamientos hacia zonas donde actualmente se centraliza casi todo.
La vivienda debe repensarse en términos de confort, eficiencia energética, eficiencia hídrica, considerando que se ha trasformado en el único refugio frente a situaciones como la que vivimos con la pandemia, es fundamental pensar en una vivienda saludable con calidad ambiental interior, calidad de aire interior, considerando este aspecto de gran impacto sobre la salud de los ocupantes. Este será el uno de los mayores desafíos, que va requerir una coordinación necesaria, fluida y eficiente, entre los actores implicados (autoridades públicas, científicos, expertos en salud pública, arquitectos, urbanistas, sociólogos, organizaciones de vecinos, etc). Estas respuestas deben ser viables y efectivas. El confinamiento ha demostrado que la vivienda es un ser vivo, rico, maleable. De su buena salud depende en gran medida la de la sociedad en la que vivimos.
La necesidad de contar con más y mejores espacios de esparcimiento, considerando estrategias innovadoras que contemplen la inclusión social y el diseño universal, que permitan la convivencia social saludable y la práctica de actividades deportivas, deberá ser resuelta en el mediano plazo, tomando en cuenta que los barrios serán los nuevos protagonistas, en los cuales se desarrollaran múltiples actividades de manera integral.
Algo que aprendimos de esta crisis es a descubrir nuestro potencial emprendedor, esta cualidad deberá ser apoyada y fortalecida desde las instituciones nacionales y regionales, como un medio de generar empleo y reactivar la economía local. Debemos dejar de ser totalmente dependiente del centralismo estatal y generar nuestra propia economía en base a nuestra creatividad y fuerza de voluntad, buscando la prosperidad de nuestras familias.
La capacidad resiliente de la ciudad se ha manifestado en anteriores crisis, como consecuencia de fenómenos naturales, como son las inundaciones, en este caso con la crisis de salud ocasionada por la pandemia mundial, reavivará esa capacidad innata de la ciudad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar esta situación inusual e inesperada, como es la pandemia por la que vivimos.
De las mayores crisis surgen las mejores oportunidades, y la ciudad de Cobija está naturalmente repleta de oportunidades en el ámbito económico, cultural, ambiental, por lo que esperamos con optimismo mejores días para nuestra ciudad y para nuestra amada Patria Bolivia.
Debemos apostar al desarrollo sustentable de la ciudad, donde exista un equilibrio entre crecimiento económico y el bienestar, donde los ciudadanos puedan acceder a servicio básicos de calidad, a un espacio público revitalizado, a la conservación del patrimonio cultural y su incorporación a la ciudad moderna, a una buena oferta de medios alternativos de transporte (bicicletas, trenes y autobuses, etc.) y la adaptación de viviendas que promuevan el ahorro de agua y de energía. Una ciudad sostenible que impulse otros modelos de comercio justo que fomenten la compra local y las redes de personas productoras respetuosas con el medioambiente, donde se ponga en marcha acciones pedagógicas para concienciar sobre la importancia del reciclaje y el consumo responsable, evitando el uso desmedido de los recursos naturales que disponemos.