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“La convivencia urbana es un problema de todos”

Roxana Tapia Uriona

Para una buena convivencia, la arquitecta urbanista asegura que todos debemos respetar y hacer respetar las normas de urbanidad. Recomienda que las universidades incluyan en sus programas educativos, actividades que incentiven y desarrollen el cambio actitudinal del individuo frente a la ciudad y la sociedad, cumpliendosu rol social.


Roxana Tapia Uriona, estudió arquitectura en la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba, es magíster en Desarrollo Urbano y Territorial por la Universidad Politécnica de Cataluña en Barcelona, España. En Bolivia trabajó como docente y consultora. Desde hace tres años vive en Santa Cruz y actualmente es investigadora y directora de la Carrera de Arquitectura en la Universidad Franz Tamayo.

Dialogó con Cimientos sobre el espacio público, la convivencia urbana y las centralidades urbanas. Para esta arquitecta urbanista, falta compromiso ciudadano para que haya convivencia urbana. Considera que el municipio debe acercarse más al ciudadano como servidor público y no como administrador, comprendiendo que la ciudad la construyen los ciudadanos y es para ellos que se generan los proyectos, por lo tanto su participación y aceptación son importantes.

El espacio público es vital para la armonía y la convivencia urbana. ¿Qué es para usted y cómo ve la convivencia urbana?

Los humanos somos seres sociales por excelencia y las ciudades se crearon como el espacio a compartir por la sociedad en su conjunto, la ciudad es nuestra casa grande. La convivencia, es nuestra capacidad de interrelacionarnos entre nosotros bajo normas de urbanidad, esta palabra tan olvidada, son las reglas que rigen la coexistencia de los individuos de una sociedad en el marco del respeto mutuo, la cortesía, la educación, la atención, la cultura ciudadana, etc. para alcanzar una convivencia pacífica y armónica, en dignidad, libertad, equidad y orden.

En nuestra ciudad ¿hay convivencia urbana? ¿hay avances o no?

Santa Cruz en mi opinión es una de las ciudades más incívicas de Bolivia, se ha perdido notablemente el sentido de comunidad, el respeto al otro es casi nulo y el individualismo aflora a cada paso, nos creemos dueños absolutos de las aceras, los espacios públicos, las calles, las avenidas, las áreas verdes, las áreas protegidas, etc. tenemos en la cabeza la idea de que podemos hacer lo que queramos y que el resto se aguante si no le gusta, porque ay! de quien reclame, porque inicia una violenta guerra de palabras a todo volumen y quien lo tenga más alto, gana.

Es cierto que en las grandes ciudades, tienden a disolverse los rasgos de urbanidad, pero eso solo sucede cuando esas normas son débiles y la ciudadanía no está empoderada de ellas; muy por el contrario, en ciudades donde las normas de convivencia y urbanidad son fuertes, son la base de la sociedad y nadie se atreve a romperlas porque es la propia ciudadanía la que las hace respetar, incluso en algunos países son considerados delitos contra el bien público.

En Santa Cruz se hacen esfuerzos, de eso no hay duda, desde las campañas de Revolución Jigote, hasta las de la Policía Departamental, pero quizás el problema radica en que pierden fuerza al ser campañas puntuales e individuales; sumar esfuerzos no estaría mal, porque la realidad es que todos queremos una ciudad mejor y una convivencia sana en comunidad.

¿Qué está faltando para que exista convivencia urbana?

Aparte de lo antes mencionado, el compromiso ciudadano. Para una buena convivencia, todos debemos respetar y hacer respetar las normas de urbanidad; quizás debamos desempolvar un poco el Manual de Urbanidad y Buenas Maneras escrito por el venezolano Manuel Antonio Carreño en 1853, que por su contenido de gran interés para la sociedad, ha sido reeditado varias veces hasta nuestra actualidad y porque su contenido sigue estando vigente, como lo demuestra esta entrevista.

Tenemos profesionales urbanistas ¿Dónde está el aporte de ellos en la ciudad?

Los urbanistas en esta ciudad han tenido grandes aportes, desde la impresionante estructura en anillos de esta ciudad, pasando por la batería de parques urbanos, mercados y colegios sectoriales, hasta la construcción de una visión de ciudad metropolitana de escala internacional; pero este no es un tema de falta de aporte de los urbanistas, la convivencia urbana es un tema social, es un problema de todos.

Hoy en la realidad qué estamos viviendo, ¿existe la convivencia urbana?

No, lamentablemente. Lo vemos al cruzar la calle por donde sea, los autos que se estacionan en las aceras, los bocinazos en las esquinas que son más bien un “levántate”, quiero pasar estoy más apurado que una ambulancia, las fiestas que amanecen con música a todo volumen sin dejar descansar a todo el barrio, la basura por doquier en toda la ciudad, la guerra de carriles en las avenidas como si todos tendrían urgencias insalvables, el trato excesivamente violento frente a alguien que te reclama algo… en fin, ejemplos los tenemos por todos lados.

Qué recomienda para mejorar y cambiar este panorama…

Como ciudadana antes que Directora, considero que las universidades hacen poco o nada frente a este tema y sin duda son actores claves en la transformación de la actual conducta social, hacia una sana convivencia urbana.

Ahora como Directora, recomiendo que las universidades incluyan en sus programas educativos actividades que incentiven y desarrollen el cambio actitudinal del individuo frente a la ciudad y la sociedad, cumpliendo el rol social encomendado en el siglo XXI a las universidades, formando profesionales valorados no solo por sus conocimientos y habilidades, sino también por sus actitudes sociales frente a las distintas situaciones a enfrentar en el cotidiano de la ciudad.

¿Qué hacer para enriquecer el espacio público, tanto en sus dimensiones materiales como en las simbólicas?

Primero que nada, debemos recuperar la célula básica del espacio público, las aceras. Hoy invadidas por coches, comercio informal, desechos, escombros, mojones de seguridad, etc. y reivindicar nuestro derecho a disfrutar de esta ciudad caminando, para ello es importante regular el diseño y construcción de las aceras, incluyendo además el mobiliario necesario, recuperando además la arborización de calles.

En el ámbito simbólico, creo que deberían generarse actividades o campañas de recuperación de espacios públicos, realizando el acto simbólico de devolverle al ciudadano estos lugares avasallados para su uso y disfrute.

En el municipio hay varios proyectos ¿se ejecutan o no sobre este tema?

Se ejecutan desde el punto de vista de proyecto, es decir desde la implementación física, pero lo que siempre falla es involucrar al ciudadano como usuario, no como beneficiario de un proyecto. Considero que el municipio debe acercarse más al ciudadano como servidor público y no como administrador, comprendiendo que la ciudad la construyen los ciudadanos y es para ellos para quienes se generan los proyectos, por lo tanto su participación y aceptación son importantes.

¿Y las centralidades urbanas, en qué quedan?

Las centralidades urbanas, son puntos de atracción de actividades que se generan en diversos sitios de la ciudad para descongestionar el centro y descentralizar la movilidad, generando otras dinámicas en la ciudad que activan otras zonas.

Son intervenciones a partir de la mejora de la infraestructura, implementación de nuevos equipamientos urbanos que atraen actividad y dinámica a un sector de la ciudad, funcionan como proyectos de acupuntura urbana que revitalizan, fortalecen o crean nuevos centros en la ciudad.

La convivencia urbana y la centralidad urbana ¿se correlacionan?

Sí. Las nuevas centralidades, son de menor escala, dinamizan un sector de la ciudad y permiten mayor interactuación en su ciudadanía, por lo tanto, son espacios donde la convivencia urbana vuelve a cobrar importancia con respecto a la comunidad a la que pertenecen y los espacios que comparten.

Las centralidades urbanas, deben considerar en su diseño, la reconstrucción de la convivencia urbana a través de espacios públicos de encuentro y socialización, de tal forma, que realmente se genere una dinámica poblacional de diversas actividades y produzca sinergias hacia la consolidación de la nueva centralidad.

Las centralidades requieren del apoyo e impulso de inversión para una adecuada planificación urbana ¿Cree que están invirtiendo el sector público y privado?

El sector privado invierte fuertes cantidades al norte y noroeste de la ciudad, pero sin ninguna planificación, ni control por parte de la municipalidad; además el propio sector público hace inversiones que refuerzan esas iniciativas privadas, consolidándolas poco a poco y probablemente podrían convertirse en nuevas centralidades, pero por decisión del capital privado, no de una planificación del crecimiento de la ciudad que responda a un proyecto de ciudad compartido.

¿Cuál cree que es el desbalance, en qué se falla?

La falta de planificación sin duda, que deja al libre mercado el tipo de ciudad que queremos, como crecemos, por dónde y cómo la queremos; la ciudad de Santa Cruz necesita y se merece una planificación integral, que se base en estrategias económicas, sociales, medioambientales, urbanas, políticas, etc. que construya la imagen objetivo del tipo de ciudad que queremos todos.

¿Cuál ha sido su experiencia en el exterior como profesional, y aquí al ejercer su carrera de arquitectura?

Estudié dos maestrías en el área de urbanismo en la Universidad Politécnica de Cataluña en Barcelona y trabajé en el ámbito académico en la misma universidad, como coordinadora académica en el Master en Desarrollo Urbano y Territorial, dirigido por el renombrado urbanista doctor arquitecto Carles Llop Torné. Viví diez años en Barcelona, esa maravillosa ciudad; en ese tiempo también trabajé en el Ayuntamiento de Terrassa, una ciudad intermedia a 28 kilómetros de Barcelona, donde tuve la oportunidad de proyectar y proponer un modelo de gestión para el Parque Territorial de Can Poal, una pieza de ciudad olvidada, que se perfiló como una gran oportunidad para reconstruir el sistema medioambiental, a través de una propuesta de recuperación del paisaje histórico de agricultura a secano.

Hace más de diez años que soy investigadora por Latinoamérica y representante en Bolivia de la Cátedra Unesco Ciudades Intermedias: Urbanización y Desarrollo, lo que me ha permitido participar en muchos encuentros académicos y de gestión pública, en casi la totalidad de los países latinoamericanos como ponente habitual en la temática de las ciudades intermedias y el urbanismo latinoamericano.

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