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“La disciplina del urbanismo le debe mucho a los efectos y crisis que hemos tenido en las ciudades del pasado”

Daniel Arriaga

En el XXV Congreso Ordinario del Colegio de Arquitectos de Bolivia, realizado en Sucre, el arquitecto colombiano, Daniel Arriaga Salamanca, con Maestría en Saneamiento y Desarrollo Ambiental, expuso el tema Resiliencia y Sostenibilidad de las ciudades a partir de las Cuatro Crisis Globales.

“Como arquitectos lo que hacemos es trazar líneas y vectores para comprender cuál es la mejor manera de analizar y planificar los territorios de esa forma existen cuatros grandes crisis que actualmente afectan el urbanismo, la primera dimensión es la ambiental que afecta a todas las ciudades, el cambio climático, la salud y el aspecto económico, son elementos que tenemos que tener en cuenta a la hora de proyectar”, comentó.

Cómo planificar la ciudad

Para Arriaga, es indudable que los conceptos con los cuales se planeaba y diseñaba las ciudades anteriormente deben ser revaluados. La problemática ambiental, ya no es tema solo de las ciencias naturales, de áreas rurales o zonas protegidas, hoy se debe concebir los espacios privados y públicos bajo el concepto de sostenibilidad, preservación y uso sostenible de los recursos naturales renovables y no renovables.

Asimismo, el clima está marcando la ruta que se debe seguir para mitigar y hacer resilientes los asentamientos humanos, por lo tanto, realizar las obras necesarias frente a los próximos escenarios de variabilidad y cambio climático con medidas que permitan reubicar a las personas en zonas de riesgo, el adecuado manejo de los cauces y cuerpos de agua al interior de las ciudades, la reversión de los procesos que están modificando la atmósfera y el clima urbano e incluso planetario.

Con respecto a la emergencia sanitaria producto de la pandemia, se debe emprender un enorme esfuerzo por rediseñar espacios públicos con el mayor ofrecimiento de calidad y cantidad para toda la población; ampliar el concepto de salud pública que vaya más allá de la construcción de una infraestructura hospitalaria adecuada, sino que abarque en ciudades que brinden mejores condiciones para la vida, movilidad y acceso a espacios públicos o equipamientos de óptima calidad, acompañado de mejores desarrollos habitacionales.

Desde la década 50 se habla de cómo la población de la edad media tuvo que salir de las ciudades para evitar pestes y tener que vivir en las zonas rurales, se establece que a nivel mundial la nueva ocupación de las zonas rurales se ha incrementado por las necesidades de vivir afuera de la urbe, entre un 14% y 15% es decir, la personas están buscando salir a otros lugares.

“Lo curioso es que a veces los arquitectos y planificadores no leemos lo que otras ciencias nos están diciendo que pongamos atención. Consideramos que el urbanismo, la planificación que conocemos de Londres, Barcelona o París surgió de planteamientos puramente arquitectónicos o teóricos, pero no sabemos que le debemos en gran parte a la peste, enfermedades, medicina, es decir, la disciplina del urbanismo le debe muchísimo a los efectos y crisis que hemos tenido en las ciudades en el pasado”, aclaró Arriaga.

Por último, frente a la crisis económica, las ciudades deben responder a sus legados históricos, condiciones naturales de su entorno y tradiciones para ofrecer los bienes y servicios, así como el ser parte de un sistema de asentamientos humanos y no elementos aislados y desconectados entre sí.

“Las ciudades son elementos en continuo movimiento y transformación y requerimos estar haciendo incesante monitoreo, seguimiento y modificando la forma de gestionarlas, diseñarlas, construirlas, usarlas para estar actuando en los lugares que requieren, antes que sea demasiado tarde”, expresó.

Programas de vivienda

Por otro lado, expresó que el caso de otras latitudes del mundo como Darb al-ahmar programas de vivienda, Cairo, Egipto la combinación de la aparición de un parque fue acompañada de las nuevas formas de ocupación en las zonas residenciales, no solo se hizo un tratamiento de color de las fachadas se eligió paleta de colores con el fin de que los rayos solares evitaran aumentar la temperatura, se realizaron soluciones al interior de las viviendas, quitaron construcciones que presentaban riesgos para los habitantes y se mejoró el entorno.

También, se realizó un programa para conservar la historia, además, el proyecto estaba acompañado de un manejo de infraestructura y espacios abiertos con el fin de que se incorpore la implementación de arborización para mejorar las condiciones de sombra.

Con respecto al programa, se implementó un sistema de educación para niños, ancianos y jóvenes, además de generar empleo para personas mayores donde el hábitat se ve desde un enfoque complementario.

Arriaga, dijo que desde la década 50 paulatinamente los ecosistemas y vegetación han ido disminuyendo, llegando a un porcentaje de 30% perdiendo así la relación con la naturaleza y ecosistemas que nos soportan y nos dan la posibilidad de subsistir en las ciudades que ha ido de la mano del crecimiento de la metrópoli.

“Hacia el 2030 vamos a tener 21 mega ciudades de más de 10 millones de habitantes, si miramos las cifras en términos de la demanda de recursos naturales y recursos no renovables la pregunta es; cuál es el efecto que vamos a tener sobre territorios que no se encuentran necesariamente cercanos a las ciudades, sino que corresponden a continentes con otros lugares del globo terráqueo”, acotó.

En relación con la planificación de Colombia a partir de 1951 año en que el país empezó a experimentar un cambio en la composición urbano rural se acentuó la necesidad de que el país tuviera reglas claras en cuanto a la planeación, no solo económica, o de otros sectores, sino aquella relacionada con las ciudades.

Desde dicha fecha diferentes misiones internacionales apoyadas por instituciones multilaterales visitaron el país con el fin de apoyar los esfuerzos de contar con planes que orienten las acciones y proyectos correspondientes; entre muchos de ellas destacar la de los arquitectos Le Corbusier, José Luis Sert y Paul Wiener que dejaron la impronta de contar con planes piloto y crear juntas de planeación que para su época eran la ruta que diversas ciudades en el mundo venían implementando, agregó el profesional.

“Hay tres instrumentos claves actuales que son: El Sistema de Ciudades, La Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial y la Ley de Desarrollo Territorial que obliga a los municipios a realizar los planes de ordenamiento territorial para disponer de instrumentos eficientes para orientar el desarrollo del territorio bajo su jurisdicción y regular la utilización, transformación y ocupación del espacio de acuerdo con las estrategias de desarrollo socioeconómico en armonía con el medioambiente, las tradiciones históricas y culturales.

En definitiva, mi acercamiento a Bolivia es reciente, al igual que varios países latinoamericanos todos han realizado casi un mismo recorrido en la planeación y desarrollo de los instrumentos para cumplir con los criterios que la misma exige para ordenar el territorio.

Bolivia tiene mucho potencial y capacidad para emprender la planificación territorial, urbanismo y arquitectura que demandan las condiciones actuales, ha construido a lo largo de los años una base de información y conocimiento que consolida las directrices del camino a seguir en este siglo, apoyando la cultura, las tradiciones y la ubicación estratégica que tiene en el continente, la cual ya ha sido analizada por instancias como la iniciativa para la integración de la infraestructura regional de Suramérica a través del Eje Andino, el cual cuenta con 507 proyectos relacionados con transporte, energía y telecomunicaciones, en los cuales está Bolivia en medio de tales decisiones, concluyó.

Actualmente el profesional está desarrollando proyectos como el diseño paisajístico del Mirador del Cerro de Monserrate en Bogotá, propuesta de ordenamiento territorial para el Departamento de Casanare, proyecto de restauración ecológica en la Glorieta Santander en la ciudad de Cartagena, Departamento de Bolívar, Colombia. ■

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